lunes, 20 de agosto de 2012

Él, mi mayor motivo para sonreir.

Hace ya bastante tiempo que tienes ganas de llorar y muchas veces no lo consigues de ninguna manera, llevan pasando un montón de cosas  a tu alrededor,cosas que no eres capaz de contarle a nadie,que no quieres que se enteren de ellas por no amargar a nadie.
Un día no podías aguantar más y pese a ser un mal momento, estar en un mal sitio estallaste a llorar, sin poder parar, sin ser lo suficientemente capaz de controlarte, lloraste con la mejor persona que podías imaginar, con el  que te ayudó en todo lo que pudo, él, que te enseñó como era la vida de antes y te preparó para una vida futura. Con él pasaste muchas cosas, mirarlo a los ojos mientras coméis o que te diga cosas que tu ahora no lo entiendes al hablar pero él está contento porque tu lo escuchas y no pierdes los nervios al no entender lo que te dice o al repetirse tanto, tener paciencia y cuando se olvida donde están los sitios acordarse-lo,  recordarle tu nombre, quien eres y sobre todo recordarle lo mucho que lo quieres en los momentos que más lo necesita y lo tienes a tu lado. Pero aunque se olvide de estas cosas siempre hay una historia de la que no se olvida jamás,una historia que tiene gravada en su mente, que te la recuerda en los momentos que te ve más triste, desconsolada, o incluso cabreada, esa historia te hace olvidarte de todas las cosas malas que en ese momento te están pasando y sacar una sonrisa de oreja a oreja que nadie es capaz de arrancarte aunque lo intente, porque de lo feliz que estás, nada absolutamente nada es capaz de fastidiarte en ese momento. 
Cada vez que lo ves fuera en el patio dando su paseo habitual, entrar por la puerta de casa y al poco rato volver a salir, interrogarte todos los días para que le digas a donde vas,con quien vas y que vas hacer, piensas que dentro de unos años vas a perder  todo eso, no se va a volver repetir nada, no te volverá a contar esa historia, ayudarte en los momentos que más lo necesitas, recordarte el demonio que eras de pequeña y lo cariñosa que eras a su vez, recordarte que en la vida siempre tienes que tener un motivo por el que sonreir que vale la pena hacerlo, que nadie sea capaz de un día apagarte esa sonrisa que tienes en tu cara y que pase lo que pase siempre estará a tu lado.Lo que él no sabe es que uno de mis mayores motivos por el que merece la pena sonreir es por él, por el que me ayuda, me comprende y me cuida.